EL OTRO DÍA dije que Baltasar Porcel probablemente había batido un récord. Pues hoy creo que lo ha vuelto a batir:
¿Dios castiga a Estados Unidos? Seguro que afirman las múltiples sectas o iglesias de exaltado cristianismo que pululan por el país, de una de las cuales es ferviente devoto George W. Bush. Y a bote pronto, si la Creación se debe al Señor, éste lo será tanto de los arteros caimanes como de las dulces palomas y sin duda del vendaval del Katrina.
Además, si estos desastres ocurren sobre todo ahora serán por la maldad actual, sea invadir Iraq o corromper a Aznar. Pero no resulta fácil creer que Dios se ponga las botas para flagelar a los negros y a los viejos del sur del país o que trate de vengar a los musulmanes, pues los monoteístas tienen un solo y mismo dios, se llame el Padre, Yahvé o Alá. Con lo que topamos con la única verdad: los huracanes que se forman en el golfo de México ahora pasan, como otras veces, por un ciclo de extremosidad.
Un revuelo natural, pues, conocido y esperado, no imprevisto ni misterioso. Tanto es así que estos huracanes han pasado por Cuba, donde han sido evacuados millones de personas sin que haya habido más desgracias que las acaecidas al azar, la gente ha encontrado mantas, barracones, agua.
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