jueves, octubre 27, 2005

YA ESTÁ DISPONIBLE el quinto informe Volcker sobre el fraude en el programa Petróleo por Alimentos (gracias a Jahd por el aviso); podéis descargarlo íntegramente, o por capítulos, aquí.

Son muchísimas páginas, que obviamente no me ha dado tiempo de leer. Lo que sí he podido hacer es bajar las tablas anexas con todo tipo de cifras y datos y, maravillas de la informática, hacer una simple búsqueda: "Spain". En la tabla 7 aparecen 46 referencias de pagos de sobornos en contratos humanitarios; es decir, empresas españolas que aparentemente pagaban dinerito a Saddam, pobrecito él, por el privilegio de poder venderle alimentos, medicinas y equipos para una población que, dicho sea de paso, raramente los veía. Hay unas cuantas bastante conocidas.

Haciendo lo mismo en la tabla 3 sobre las empresas que recibieron asignaciones de contrato petrolífero, veréis también unas cuantas referencias. Están compañías que efectivamente se dedican a la extracción y distribución de petróleo, como Repsol y Cepsa. También están los tres nombres que ya conocimos en enero del año 2004: Bassem Qaqish, del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe; Ali Ballout, periodista libanés que estuvo operando a través de varias empresas, una de ellas llamada Amposta, S.L.

A través de esta empresa operaba también el misterioso nombre de Javier Robert, que casi fue cazado por Manel.

En la columna de la derecha de esa tabla 3 figuran los comentarios que el SOMO, el organismo burocrático iraquí encargado de la venta de petróleo, guardaba de buena parte de los beneficiarios. Entre ellos de ese tal Javier Robert, que describe -agarraos fuerte- como un miembro del Partido... Popular. En otra línea, se indica que los barriles son la "cuota del Partido Popular", literalmente. No sé, si Saddam repartía petróleo para conseguir favores y para detener la guerra contra él, me parece que en este caso no tuvo demasiado éxito, ¿no?

Se me ocurren unas cuantas explicaciones, algunas nada benévolas para los afectados, y otras que simplemente consistirán en recordar el poco crédito que decían algunos que había que dar a los documentos encontrados por los marditoh yanquih, que seguro eran falsificados con el fin de dañar la reputación de quienes se oponían a la guerra. Como digo hay varias posibilidades, entre ellas la desinformación (no necesariamente por los oficiales del SOMO que se supone que no imaginaban que esos documentos iban a encontrarse, sino por aquellos con quienes estaban haciendo tratos) o que se trate de un picaruelo que -militante o no- asegurase a los iraquíes que él tenía "buena mano" con el partido de Ansar y que iba a arreglarles el problema. El PP tendrá lo que queráis, pero nadie en su sano juicio puede creer que estuviesen cobrando sobornos de ese Saddam al que contribuirían a derrocar.

Eso sí, ya sabemos cual va a ser probablemente la única explicación elegida por la mayoría de nuestros medios de comunicación.