miércoles, mayo 03, 2006

"CUANDO TE ENCUENTRES frente a una paradoja, revisa las premisas", decía Ayn Rand, "porque significa que por lo menos una de ellas está equivocada". Es una frase que debería tatuarse en la frente Lluís Foix, que parece confundido porque los recientemente fallecidos Galbraith y Revel son, en sus palabras, "liberales antagónicos":
Murieron el mismo día. John Kenneth Galbraith en Estados Unidos y Jean-François Revel en Francia. Los dos eran liberales pero su liberalismo no era del mismo corte. Revel era una liberal de un anticomunismo visceral que en Francia era calificado de derechas. El liberalismo de Galbraith era tildado de izquierdoso en Estados Unidos. Los dos entraban en cualquier debate, discutían, destruían al adversario con argumentos y practicaban la racionalidad de forma implacable.

[...] Galbraith, de una altura física imponente, nacido en Ontario, era un gran divulgador de ideas liberales progresistas que chocaban con el capitalismo latente, tanto en administraciones demócratas como republicanas, un “outsider” dentro de la liberalidad de la cultura política americana.
Esa extraña paradoja no es tal, por la sencilla razón de que cualquiera que conozca algo de teoría política, sabe que el término liberal, en la órbita angolsajona, no significa "liberal" sino "socialdemócrata". Dicho un poco a lo bruto, son lo contrario.

Foix, que ha vivido muchos años en Inglaterra, cae en un error propio de estudiante de primero de Opening, si estuviese abierto todavía. Se trata de lo que se conoce popularmente como "falsos amigos", esas palabras que suenan muy parecidas en español y en inglés pero que tienen significados muy distintos. El ejemplo típico que se suele poner el de constipated, que suena a transtorno del aparato respiratorio pero que en realidad hace referencia a un desarreglo intestinal. ¡La vergüenza que han pasado tantos y tantos estudiantes españoles en Inglaterra cuando les han aclarado lo que estaban diciendo en realidad cuando creían estar explicando por qué estornudan! La misma vergüenza que debería pasar cualquier adulto que se dedique a analizar la política internacional cayendo en errores tan elementales, pero dudo que eso ocurra en este caso.