viernes, agosto 04, 2006

ALFONSO ROJO:
Los cadáveres infantiles de Qana nos han dejado a todos un nudo en la garganta. Lo que no deben hacer, es colocarnos un velo ante los ojos. Si eres periodista y tienes que contar las cosas, o político y debes valorarlas para buscar soluciones, no puedes permitir que las lágrimas empañen tu capacidad de análisis. Sobre Qana hay crónicas emocionantes. Se ha escrito que muchas mujeres abrazaron a sus hijos para protegerles. Que se apretaron contra los muros y que todo, hasta su llanto, resultó irrisorio cuando las bombas guiadas por láser impactaron contra el muro.

Lo que no he leído es que Hizbolá utilizaba el inmueble para esconder rampas lanzacohetes. ¿Han visto ustedes los videos? ¿Han echado un vistazo a las filmaciones que día tras otro registran los drones israelíes?

Algunas de las imágenes, que circulan por Internet y que no salen en los telediarios, corresponden a la ciudad de Qana. Son grisáceas, filmadas con infrarrojos desde esos aviones guiados por control remoto y muestran como los terroristas de Hizbolá esconden sus camiones lanzadera en hospitales, escuelas y casas. Como disparan desde los mismos lugares donde se refugian sus civiles.

Lo ocurrido en Qana es espantoso, pero estoy seguro de que Israel no hubiera atacado el edificio si hubiera sabido que en el sótano, se apiñaban decenas de desventurados. Los terroristas lo sabían y los usaban como escudos humanos.
Lo que tampoco ha salido en los telediarios (ni siquiera lo sabe Alfonso, que sigue hablando de 54 muertos en Qana) es que el balance final de muertos es de 28, según el hospital de Tiro, es decir, según propias fuentes libanesas. No es que disminuya la tragedia, ni mucho menos, pero bueno es saberlo.