jueves, diciembre 28, 2006

ALFONSO ROJO sobre la próxima ejecución de Saddam Hussein:
Los tertulianos están en contra. Repiten que ahorcar a Sadam Husein no arreglará nada y desatará una ola de violencia. Aunque todo es susceptible de empeorar, es difícil imaginar más terrorismo y más matanzas en Irak. En cualquier caso, no falta razón a quienes pontifican contra la ejecución del sátrapa alegando que no solucionará el embrollo.
Basta echar mano de la estadística o mirar las páginas de sucesos de los diarios norteamericanos, japoneses o saudíes para comprobar que la pena máxima no evita que proliferen los asesinos siniestros y se cometan a crímenes espantosos.
Tampoco la posibilidad de pasar años a la sombra hace que disminuyan los robos, las estafas, la violencia doméstica o los pelotazos inmobiliarios. Y nadie con dos dedos de frente propone suprimir las cárceles.
Por mucho que aquí en España, políticos, profesores y periodistas apuesten por el «carácter rehabilitador» de las prisiones, es evidente que la pena tiene mucho de castigo. Si no fuera así, no tendría sentido meter en un calabozo a los caraduras de la Operación Malaya o a personajes como Mario Conde.
Ahora piensen en Irak y en sus atribulados habitantes.
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