CON RESPETO es como deberíamos acercarnos a la memoria histórica, escribía el martes Miquel Roca:
En Polonia también practican la memoria histórica. En su caso, de lo que se trata es de poner al descubierto el pasado colaboracionista con los comunistas de muchas personalidades relevantes de la vida política, social, intelectual y religiosa de la actualidad. Se atribuye al presidente y al primer ministro de Polonia, los hermanos Kaczynski, haber iniciado una auténtica caza de brujas, de la que son víctimas personas tan relevantes como el arzobispo de Varsovia.
Lo curioso es que, desde España, en plena eclosión de la recuperación de la memoria histórica en el país, se califica de derechista y desestabilizadora la acción de los anticomunistas en Polonia. No parece coherente. En Polonia, la dictadura comunista fue, como mínimo, tan limitadora y perseguidora de los derechos y libertades como fue la dictadura en España. La guerra civil española, dramática, cruenta y escalofriante, llenó tantas páginas de horror como la ocupación soviética y la subsiguiente dictadura comunista en Polonia.
El problema está en cómo enfocar y debatir sobre la memoria histórica. Cómo hacer para no convertirla, por sus resultados, en la revitalización de una vieja confrontación civil. El peor de los legados de cualquier dictadura es la enorme división que causa en la sociedad. La memoria histórica debería servir para comprender todo eso, con la voluntad de no querer repetirlo nunca más. Y esto vale para Polonia y para España.
Es peligroso acercarse a la historia con afán de venganza o con resentimiento. Eso es lo que decidimos no hacer en la transición y con este ejemplo podríamos valorar mejor lo que ocurre en Polonia.
Allí también, se dice que los perseguidores más radicales de los colaboracionistas ni siquiera vivieron el régimen anterior. Puede ser que, precisamente por no haberlo vivido, quieran conocer, cuando los que lo vivieron tienen miedo de recuperarlo en su memoria. Muchas víctimas de la intolerancia y de la persecución nos cuentan, al relatar su experiencia, cómo todavía después de muchos años les atormenta el recuerdo de lo vivido. No se puede entrar en la galería de los recuerdos sin miramientos, sin precaución. En Europa, la conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial se celebra con alemanes, franceses, ingleses y polacos dándose la mano como compromiso de no conducir nunca jamás a la humanidad a una irracionalidad como aquella.
Con la misma convicción y voluntad deberíamos acercarnos a la propia memoria histórica. Con respeto.
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