miércoles, marzo 28, 2007

IGUAL QUE la de la Cámara de Representantes hace unos días, la resolución para la retirada de Iraq que aprobó el Senado de EEUU ayer tuvo que estar sazonada con 20.000 millónes de dólares de proyectos de inversión pública que no tenían nada que ver con la situación bélica. Sólo así pudieron ser convencidos: lógicamente los senadores de las zonas favorecidas tenían que votar a favor para evitar que les acusasen en casa de haber dejado una oportunidad de beneficiar a sus votantes.



Imaginaos que aquí, para conseguir aprobar en las Cortes una ley polémica con la que no todo el mundo está de acuerdo -no sé, la negociación con ETA, por poner un ejemplo- se incluyese en el articulado la construcción de una autopista en Extremadura, la concesión de jugosas subvenciones a cultivadores de cítricos en Valencia o un trasvase de agua en Murcia. Sería políticamente vomitivo, como lo fue el voto de ayer en el Senado yanqui.