SEGURAMENTE no leo lo que debería leer, porque esto no me cuadra:
El fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, considera que la democracia española tiene que hacer autocrítica por varios motivos relacionados con el terrorismo, especialmente, por no estar todos los demócratas unidos contra él y haberlo convertido en el eje del debate social y político actual. "La legislatura anterior hubo 250 muertos por terrorismo y, sin embargo, cuando se manifiesta la sociedad o un grupo político es precisamente cuando ya prácticamente no hay víctimas del terrorismo", señaló.Entonces, ¿la condición de víctima se desvanece con el tiempo? Porque si ya no hay víctimas del terrorismo, debe ser que no me enterado que Joseba Pagazaurtundúa ha resucitado y lleva días merendando chocolate con su madre y su hermana al amor de la lumbre, que Ernest Lluch vuelve a dar clases en la universidad y que a Ortega Lara le han concedido una extensión de quinientos y pico días en su vida por el tiempo que pasó encerrado en el zulo. Que los ochocientos asesinados vuelven a estar reunidos con sus familias y por tanto éstas vuelven a ser familias enteras y felices. Y que a Irene Villa y a su madre le han vuelto a crecer las piernas y brazos, como la cola a las lagartijas. Y yo sin enterarme. Como decía, tengo que leer más.
Independientemente de lo que uno piense de la manifestación de mañana, lo que ha dicho Conde-Pumpido es, me temo, una soberana memez.
Por cierto, no os perdáis este buen artículo, en inglés, de Robert Latona.
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