lunes, junio 18, 2007

MANUEL TRALLERO está harto de Woody Allen (req. suscr.):
Un servidor de ustedes está hasta el gorro, mismamente del señor ese, que toca el clarinete rematadamente mal y que hace tiempo, bastante tiempo, dejó de ser artista para volverse un tramposo que hace entre No-Do y spot publicitario todo ello por encargo, con la pasta - y no precisamente italiana- por delante. Estoy harto de que cada día nos expliquen pormenorizadamente sus peripecias por la ciudad, igual, igualito, que si fuera un Bienvenido Mr. Marshall del siglo XXI. Igual que si fuera un explorador blanco descubriendo la octava maravilla de la Sagrada Família - antes de que el AVE la convierta en papilla, los socialistas no tienen por qué hacerlo todo rematadamente mal- o en el edificio en forma de consolador del Agbar mientras los nativos, los barceloneses, ponemos la misma cara de estupefacción que los extras de Las minas del Rey Salomón.¿A nadie le da vergüenza semejante tomadura de pelo, pagada con nuestros impuestos? ¿No habíamos quedado que el Fòrum se había acabado? Barcelona convertida en un parque temático, como unos nuevos ricos que quieren salir en la película. Este es el verdadero argumento de una película, las ganas desaforadas de tener una película sobre Barcelona.