DÁNDOSE CUENTA quizás de su excesivo ardor guerrero -y lo mal que le sentó a buena parte de sus votantes potenciales, por los menos los más vocingleras- tan sólo 24 horas más tarde Barack Obama dijo que como presidente de los EEUU no emplearía armas nucleares jamás de los jamases, bajo ninguna circunstancia.
Lo que vuelve a demostrar una vez más que aún le faltan unos cuantos hervores para poder empezar si quiera a pensar ser presidente del país cuando sea mayor. Porque naturalmente nadie quiere usar una bomba atómica, pero decirlo en voz alta sólo consigue eliminar el efecto disuasorio de disponer de ellas. Y por tanto sólo puede dar pie a que otros hagan cosas que no harían si temieran una respuesta contundente. Muchas de esas cosas exigirían a posteriori una respuesta contundente. Con lo cual, si un presidente de EEUU anuncia que jamás va a usar armas nucleares estará quedando muy guapo con su collar de flores y su olor a pachulí, pero lo que estará consigiendo, precisamente, es aumentar la probabilidad de tenerlas que usar.
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