LO QUE ALGUNOS llegan a hacer por un puñado de ciberpopularidad:
El 737 en el que viajas acaba de salirse de la pista del aeropuerto de Denver; ha habido varios tremendos golpes y zarandeos, el fuselaje se ha partido, en el aire cuelga humo negro y las llamas se empiezan a intuir: el aparato se ha incendiado. Lo normal en un accidente aéreo es que los supervivientes salgan pitando de las ruinas del aparato lo más rápidamente posible. Pero Mike Wison tenía una tarea más urgente que salvar su piel: twittear lo ocurrido. Antes de salir corriendo y saltar del aparato incendiado por las rampas de emergencia utilizó su teléfono móvil para twittear un accidente aéreo por primera vez en la Historia. Y esperemos que última, poque por muy homérico que pueda parecer poner la actualización de Twitter por delante de la integridad de la propia piel, no deja de ser una soberana gilipollez.
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