A DIFERENCIA DE MUCHOS, creo que es exagerado pedir que un presidente del gobierno evite usar un avión de la Fuerza Aérea durante sus desplazamientos privados. Al fin y al cabo, está "de guardia" las 24 horas del día los siete días de la semana; no sólo por cuestiones de seguridad, sino porque algún acontecimiento puede hacer que tenga que volver urgentemente. Y al fin y al cabo el avión ya "está ahí", y la tripulación no es contratada ex profeso sino que son militares del Ejército del Aire que también "están ahí"; el único coste adicional es estrictamente el del coste del vuelo excluyendo el coste de propiedad de la aeronave y los salarios de los pilotos, que existirían tanto si el avión vuela como si no. Es, por tanto, el chocolate del loro y, en cualquier caso, un coste que compensa las exigencias de seguridad y disponibilidad de un presidente del gobierno. Esas estampas de Tony Blair viajando en Ryanair cuando se va de vacaciones me parecían un tanto ridículas, qué queréis que os diga; y no encontré censurable, por ejemplo, que Zapatero fuera ese famoso fin de semana a Londres, o a ver cantar a Sonsoles a Berlín, en el Falcon.
Pero es algo totalmente distinto cuando el viaje no es por motivos estrictamente privados sino electorales, como ocurrió con el mitin de Dos Hermanas. Es sencillamente inaceptable poner los medios del Estado para perseguir el acceso o la permanencia en el poder de un partido o sus candidatos. En un viaje privado eso no ocurre, porque la finalidad es el descanso o el esparcimiento de alguien que ya "pringa" bastante y que, al fin y al cabo, tampoco cobra un salario especialmente sustancioso. Y el que Zapatero en sí mismo no sea candidato es totalmente irrelevante: basta con que estuviera apoyando a alguien de su partido que sí lo es para que sea censurable, porque está utilizando injustamente unos medios que están su servicio únicamente cuando está trabajando en nombre de todos, o descansando de algo que hace en nombre de todos, si se me permite la expresión; no persiguiendo un fin que sólo le beneficia a él y a los suyos.
Y aún peor que el uso del avión es la explicación que parece ser se está dando desde La Moncloa:
Pero es algo totalmente distinto cuando el viaje no es por motivos estrictamente privados sino electorales, como ocurrió con el mitin de Dos Hermanas. Es sencillamente inaceptable poner los medios del Estado para perseguir el acceso o la permanencia en el poder de un partido o sus candidatos. En un viaje privado eso no ocurre, porque la finalidad es el descanso o el esparcimiento de alguien que ya "pringa" bastante y que, al fin y al cabo, tampoco cobra un salario especialmente sustancioso. Y el que Zapatero en sí mismo no sea candidato es totalmente irrelevante: basta con que estuviera apoyando a alguien de su partido que sí lo es para que sea censurable, porque está utilizando injustamente unos medios que están su servicio únicamente cuando está trabajando en nombre de todos, o descansando de algo que hace en nombre de todos, si se me permite la expresión; no persiguiendo un fin que sólo le beneficia a él y a los suyos.
Y aún peor que el uso del avión es la explicación que parece ser se está dando desde La Moncloa:
En un principio, fuentes de Moncloa aseguraron a ABC que el avión en cuestión es el asignado por Defensa al presidente del Gobierno y que, por tanto, Rodríguez Zapatero lo puede utilizar en cualquiera de sus desplazamientos, porque aunque acuda a actos del PSOE sigue siendo presidente del Gobierno y tiene que mantenerse el mismo dispositivo. Sin embargo poco después, Moncloa llegó a asegurar, según recoge Europa Press, que Rodríguez Zapatero viajó en avión militar a Sevilla porque lo hizo como presidente del Gobierno, no siendo candidato, y para apoyar al cabeza de lista del PSOE, Juan Fernando López Aguilar.En una palabra: un presidente del gobierno, sencillamente, no puede acudir como tal a apoyar al cabeza de lista de su partido. Es tan evidente que casi da vergüenza ajena tener que decirlo de forma explicita. En Venezuela, o en una república bananera esto sí ocurre. Pero en una democracia madura eso es totalmente inaceptable. Y convierte lo que habría sido un error perdonable tras las consiguientes disculpas (todo el mundo puede equivocarse), y naturalmente el abono del coste, en algo que desvela un carácter pre-democrático que debería ser causa de una reprobación general, incluso de sus propios correligionarios e incluso si el PSOE paga lo que costó el vuelo. Ya no hablamos de una cuestión de dinero, sino de la decencia política más elemental.
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