EL PREMIO al artículo más naïf del día es para Llàtzer Moix en La Vanguardia:
La política democrática, como la otra, está sujeta a la ley económica. Ese es el fondo de la cuestión. Los políticos deben pasar cada tanto la reválida de las urnas. De ellos lo sabemos casi todo, incluso si frecuentan a velinas y becarias en la piscina o en el despacho. Pero de los altos rectores de las finanzas, que torpedean la divisa de un país o privan de gasto social a su ciudadanía, sabemos menos. A veces no sabemos ni qué cara tienen. Y no será porque no tengan. Lo cual, ciertamente, tampoco procura tranquilidad al resto de los mortales. Así las cosas, ¿a quién hay que tranquilizar primero? ¿A los mercados o a sus damnificados? ¿Al capital especulativo que busca su beneficio o a los estados que, con prodigalidad, velan por el bienestar de todos?No, no es el trabajo de Sociales de un chaval de 15 años, no.
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