sábado, octubre 02, 2010

CUANDO ALGUIEN escribe sobre el sentimiento antimusulmán en Holanda casi siempre nota una paradoja que, me temo, no es tal. Por ejemplo el autor de este artículo en Slate:

But what makes the anti-Muslim story so juicy is Holland's reputation for pluralism and tolerance, with its famous red-light districts and cannabis cafes. As it turns out, permissiveness when it comes to drug use does not always translate into accommodation for any and all lifestyles and religious views.

Es decir que le parece paradójico que la afamada tolerancia de la sociedad holandesa (barrios rojos, drogas blandas en las cafeterías) no se extienda también a otras religiones. ¿Se le ha ocurrido al autor imaginar qué ocurriría con esas manifestaciones de la tolerancia del país si éste se islamizara completamente? No me entendáis mal, no digo en plan alarmista que eso está ya pasando o que va a pasar pronto; es un ejercicio intelectual que se puede formular también en una pregunta: una sociedad islamizada en mayor grado, ¿sería más, o menos, tolerante con la prostitución o con el consumo de drogas (o con otras pruebas de tolerancia como es la aceptación de los homosexuales, que por algún motivo el autor no cita)?

Exacto, sería mucho menos tolerante con esas cosas, porque el Islam las prohíbe tajantemente (aunque existan tanto unas como otras, evidentemente). Y por tanto cabe pensar que a medida que aumenta la población que profesa la religión islámica, las presiones para limitar esas actividades aumentaría, no disminuiría.

A lo mejor es que los holandeses simplemente están rechazando la posibilidad de ver que se recortan esas libertades que han venido disfrutando desde hace mucho tiempo.