OTRO EJERCICIO MENTAL: imaginad que en vez de la progresista Roseanne Barr hubiese sido un actor con simpatías por el partido Republicano (no sé, Chuck Norris) quien se hubiese disfrazado de Hitler. Y se hubiese puesto a cocinar galletas con forma de judío. En el horno.
Es tan vomitivo que uno no sabe por dónde empezar.
Es tan vomitivo que uno no sabe por dónde empezar.
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