miércoles, febrero 09, 2011

SOBRE el plan de lucha contra el fraude fiscal que ha presentado el gobierno:
Los impuestos deben pagarse como aportación a la financiación de los servicios comunes que todos utilizamos y por solidaridad, para que todos disfrutemos de determinado nivel de vida, se nos dice. De esa forma, cuestionar los impuestos es declararte en contra de pagar la parte que te corresponde de aceras, iluminación pública, etc., y también se entiende como defender que los viejecitos pobres se mueran por las calles y los niños, desnutridos, no estudien y acaben por llevar una vida miserable, probablemente en el mundo de la delincuencia.

Sin embargo, una cosa es estar de acuerdo en que si todos utilizamos servicios y bienes comunes como las calles o el transporte los gastos van "a escote", y otra aceptar que las cosas se hagan de cualquier manera. No todos los impuestos se utilizan para esos costes comunes, también se financian partidos políticos, sindicatos, fundaciones de todos los pelajes y se hacen transferencias a colectivos para las causas más peregrinas que uno pueda imaginar. A eso hay que añadir la corrupción en las instituciones, bien estatales, bien autonómicas y locales. Se financian cadenas de televisión deficitarias, institutos y comités duplicados, clientes electorales. Y, como era de esperar, la gente lo nota, y termina por no rebelarse, pero se siente justificada para incumplir la norma cada vez que puede.
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