NO ES EL FIN DEL MUNDO. En el pasado hubo desastres mucho más extremos que cualquiera de los que conocemos, escribe Pepe Cervera:
Dos de los 10 mayores terremotos registrados por la ciencia desde 1900 se han producido en el último año: uno de magnitud 8,8 (Chile, 2010) y el reciente de Japón de magnitud 8,9. Simultáneamente, el volcán Karangetang, en el norte de Indonesia, ha entrado en erupción. Las imágenes de los tsunamis tras los terremotos nos muestran ciudades destruidas, barcos en las calles, coches amontonados como juguetes. En la central nuclear de Fukushima se está produciendo un grave accidente atómico a consecuencia de la catástrofe. Ante esta desusada combinación de terribles desgracias es inevitable preguntarse si ocurre algo fuera de lo normal; si en los últimos tiempos los desastres no se acumulan, si las catástrofes no están redoblándose en frecuencia en una especie de frenético gran final. ¿No será que la supuesta profecía maya del fin de los tiempos en 2012 tenía algo de razón? ¿No nos estaremos acercando al fin de la civilización marcado por una acumulación de calamidades?Leedlo entero.
Pues no, para nada.
<< Home