EN CASTILLA-LA MANCHA están saliendo papeles; en Barcelona directamente los trituran.
La explicación de que son papeles particulares es bastante peculiar. En primer lugar, si lo son, más motivos para no destruir ni llevarse ni uno sólo sin por la puerta de atrás, y hacerlo sólo cuando hay alguien de la administración entrante que pueda comprobar que no son documentos públicos. Deberían ser los mismos miembros del gobierno saliente los que se negaran a tocar nada hasta que hubiese alguien del "otro bando" delante, precisamente para evitar cualquier riesgo de que ese otro bando aproveche para hacer acusaciones infundadas. Hacerlo con puertatrasidad y alevosía sólo da pie a que se alimenten unas sospechas de las que uno después no puede quejarse, realmente. Lo tenían fácil para evitarlo.
Por otro lado pongamos que lo son: papeles privados y no relacionados con el gobierno municipal u automómico. Pero, ¿tantos? ¿Qué actividades, qué negocios particulares se estaban llevando a cabo desde instalaciones de titularidad pública? Uno pensaría que desde el asunto Juan Guerra y sus cafelitos en el despacho de la Junta los políticos habrían aprendido algo, pero por lo visto siguen igual.
Es decir que, o son documentos públicos y no deberían hacerse desaparecer, o son documentos privados que demuestran que se ha estado sacando provecho de recursos públicos para negocios particulares. En cualquiera de los casos se trata de algo cuando menos irregular de lo que no debería hacerse precisamente alarde.
La explicación de que son papeles particulares es bastante peculiar. En primer lugar, si lo son, más motivos para no destruir ni llevarse ni uno sólo sin por la puerta de atrás, y hacerlo sólo cuando hay alguien de la administración entrante que pueda comprobar que no son documentos públicos. Deberían ser los mismos miembros del gobierno saliente los que se negaran a tocar nada hasta que hubiese alguien del "otro bando" delante, precisamente para evitar cualquier riesgo de que ese otro bando aproveche para hacer acusaciones infundadas. Hacerlo con puertatrasidad y alevosía sólo da pie a que se alimenten unas sospechas de las que uno después no puede quejarse, realmente. Lo tenían fácil para evitarlo.
Por otro lado pongamos que lo son: papeles privados y no relacionados con el gobierno municipal u automómico. Pero, ¿tantos? ¿Qué actividades, qué negocios particulares se estaban llevando a cabo desde instalaciones de titularidad pública? Uno pensaría que desde el asunto Juan Guerra y sus cafelitos en el despacho de la Junta los políticos habrían aprendido algo, pero por lo visto siguen igual.
Es decir que, o son documentos públicos y no deberían hacerse desaparecer, o son documentos privados que demuestran que se ha estado sacando provecho de recursos públicos para negocios particulares. En cualquiera de los casos se trata de algo cuando menos irregular de lo que no debería hacerse precisamente alarde.
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