LOS POLÍTICOS, ¿tienen que cobrar menos —como dicen muchos, no sólo los indignados— o más? Pablo Simón defiende lo segundo, y no le falta razón. Hoy discutía por email con alguien sobre la Marcha sobre Madrid planeada el 25 de septiembre, con ese resabio mussoliniano, y decía que uno de los problemas de los indignados es el quasi-analfabetismo histórico que les lleva, o bien a descubrir la sopa de ajo, o bien a proponer soluciones superadas hace siglos, precisamente porque no funcionaban.
Por ejemplo, decir que la democracia representativa está superada, que lo que priva es la democracia directa, asamblearia. Y luego darse cuenta de que hay que arbitrar sistemas para que puedan hacerse oir quienes no tienen medios u ocasión de asistir a la asamblea... ¡sin darse cuenta de que precisamente eso es por lo que se desarrolló la democracia representativa!
Este es otro de los casos: defender que los políticos no tienen que cobrar es desconocer que precisamente empezaron a cobrar cuando las sociedades se dieron cuenta de que sólo se podían dedicar a la política los ricos, porque los pobres necesitaban dedicarse a cosas que les permitieran subsistir.
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