miércoles, octubre 10, 2012

HE ENCONTRADO a alguien que odia los emoticonos aún más que yo:
Los emoticonos y su uso tan extendido simbolizan con total precisión la degradación intelectual de nuestra sociedad. Primero fue la demencial ortografía de los SMS y ahora estas ridículas caritas y absurdos dibujitos con los que tanta gente interactúa sin usar ya ni las palabras. La Humanidad cada vez se conforma con menos. Con razón fuimos expulsados del Edén y desde entonces todo lo que hemos hecho es caer, caer muy bajo.
Los emoticonos indican en el hombre que ha perdido ya cualquier virilidad que pudiera quedarle, y que su personalidad no existe y que es sólo carne amontonada. En la mujer indica incontinencia, falta de pulcritud, histeria, ese insoportable y femenino no callar nunca y total para no decir nada.
Hombre, Sostres, tampoco hay que exagerar. Es cierto que la sobreexplotación del recurso es lamentable, pero depende de cómo y dónde. Una cosa es usarlos en un texto largo, incluso en un blog; además de ser un recurso fácil (te evita el esfuerzo de escribir para que se te entienda), es un insulto al lector: es como si dieses por hecho que no va a ser capaz de entender lo que quieres decir salvo que le pongas pistas visuales.

Pero en medios en los que vas corto de espacio, por ejemplo en Twitter con su límite de 140 caracteres, puede ser muy útil: permite 'encajar' una idea en poco espacio y, sobre todo, evita muchos malentendidos.