miércoles, enero 22, 2014

LAURA FREIXAS:
Ahora intentemos entender todo esto a la luz de la historia oficial. Una historia formada solamente por dos polos: de un lado “Catalunya”, unánime, resistente, noblemente vencida, siempre víctima; del otro una “España” empeñada, como un solo hombre, en sojuzgar a los catalanes. Es el discurso que destilan las celebraciones del tricentenario de 1714, el reciente congreso titulado España contra Catalunya, el Museu d’Història de Catalunya o la declaración de soberanía aprobada por el Parlament (23-1-13), cuyo preámbulo asegura sin pestañear que “la dictadura de Franco contó con una resistencia activa del pueblo de Catalunya”. Entonces, ¿dónde queda Estelrich? ¿Y Cambó, D’Ors, Dalí, Pla…? ¿Y los padres de Esther Tusquets? ¿Y mis abuelos…? ¿Debo pensar que mi abuela materna, castellana, que era costurera, vivía en un quinto sin ascensor y, en tanto que mujer, no tenía ningún derecho, era la opresora, y mi abuelo paterno, catalán, que tenía dos criadas, una fábrica, un gran piso en Barcelona y tres casas en Lloret de Mar, el oprimido?

Siendo tan burda esa falsificación de la historia, es asombrosa la facilidad con la que está calando.
Leedlo entero. Está claro que en Catalunya hay mucha gente que ha visto Casablanca demasiadas veces (“los alemanes iban de gris y tú ibas de azul”) y se imagina que fue la toma de París por los Nazis.