lunes, agosto 16, 2004

HOY ES UN MAL DÍA para la libertad:
El presidente venezolano Hugo Chávez ha ganado el referéndum revocatorio con más de 16 puntos de ventaja sobre la oposición. El 58,25% de los votantes ha dado su respaldo al mandatario para que siga al frente del país, según los datos del Consejo Nacional Electoral escrutado el 94,49% de las actas de esta consulta popular, marcada por una histórica participación. La oposición se niega a aceptar estos resultados.
¿Como puedo ser tan anti-democrático como para decir que es malo lo que sale de las urnas? ¿Acaso un demócrata no debe aplaudir los resultados de unas elecciones aunque éstos no sean los que desee? Dejando de lado el que aún debe verse si ha habido irregularidades en la jornada electoral y en el escrutinio -algunos de los observadores internacionales son muy dignos, pero teniendo entre sus filas a gente como Chomsky, Pérez Esquivel, o Hebé de Bonafini, sinceramente no caben grandes esperanzas de que el control sea objetivo y neutral-, la respuesta es no.

Democracia y libertad no siempre vienen de la mano. Todo sistema libre es democrático, pero no todo sistema democrático supone que éste sea libre, ni justo; podemos votar en referéndum una ley que permita linchar sin juicio previo a los sospechosos de haber cometido un delito y tendremos una decisión impecablemente democrática, pero en absoluto respetuosa con la libertad y aun menos con la justicia.

En una democracia la mayoría puede votar por la supresión de la libertad; como ocurrió en la Alemania nazi y, salvando las distancias, como habrá ocurrido si los resultados del referéndum de Venezuela finalmente se confirman.

ACTUALIZACIÓN. La información de la BBC; via Agados, que está como mirando un programa de Arguiñano en la tele.