sábado, septiembre 04, 2004

ANTONIO JESÚS GARCÍA ÁLVAREZ:
No a la guerra. Occidente escribe su miedo en una pancarta mientras busca la paz en la sonrisa de Bambi e insiste en poner la mejilla. En Manhattan, en Bali, en Madrid, en Estambul, en Jerusalén, en Bagdad, en Moscú, en Darfur. A ver si hay suerte y se cansan de dar antes de partirnos la cara.
Pero estamos en guerra aunque no queramos enterarnos, aunque no queramos ganarla. Es la guerra contra la libertad, contra la democracia, contra nuestra forma de vida. Y es la misma en Afganistán, en Irán, en Madrid, en Sudán, en Nueva York. Podemos matar al mensajero y culpar al trío de las Azores por señalar con el dedo, con lo feo que está eso. Pero la guerra seguirá estando ahí, en un avión ruso, en un tren español, en un hotel turco, en un autobús israelí, en una cárcel cubana, en la soga que rodea el cuello de una adolescente en un patíbulo iraní.

[...] Pero en el bosque de Bambi preferimos la paz de los cementerios y rezamos para que los muertos los pongan otros. Aquí no hay guerra hasta que la sacan por la tele y como los americanos se mueven mucho siempre salen en la foto. Y así seguiremos. ¿Miles de muertos en Sudán? Pero eso no es la guerra. La guerra empezará cuando vaya Bush a enterrarlos. Entonces sacarán a los cadáveres de paseo por la prensa y saldrá Moratinos en calzones portando la antorcha olímpica. Entonces veremos a Chirac dando migas de pan a la paloma de la paz y a Saramago pidiendo que cese el ruido de sables. El ruido, eso es lo que les molesta. Prefieren el silencio del Gulag.
(via Nihil Obstat)