EL ISLAM EN EUROPA: Interesante artículo de Pere Bonnín que he sacado de un comentario en el blog de Arcadi Espada (es el número 5). Como viene de un diario gratuito, lo copio íntegramente:
España, que siempre ha sido más papista que el Papa, se ha convertido ahora en más islamista que los seguidores de Muhammad Ibn Abdel Wahhab. El ministro socialista de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, anunció que el Estado no sólo financiará la práctica del culto islámico, sino que también impulsará la enseñanza de la religión musulmana en las escuelas y su presencia en los medios de comunicación públicos. Los demócratas que desde la Transición combatimos el maridaje entre la religión (cualquier religión) y el Estado democrático hemos perdido definitivamente la batalla por tales puñaladas traperas.La escritora Bar Ye'or escribió sobre este mismo tema en términos muy, pero que muy similares, pero se lo perdonamos a Bonnín por haber tocado un tema por el que se pasa de puntillas en nuestro país.
No se trataba de sustituir una religión por otra, sino de convertir la religión en un asunto privado de los fieles y establecer una convivencia civil laica, al margen de las religiones. Es la única forma de evitar que la religión (cualquier religión) se convierta, de nuevo, en arma arrojadiza y en pretexto de persecución y extrañamiento. Entiendo que el gobierno de Zapatero no obra por capricho, sino por acatamiento, al tomar esta decisión. España cumple así con creces los compromisos que contrajo la Europa del Mercado Común con los árabes.
En 1973 los países árabes decidieron utilizar el petróleo como arma política en el conflicto de Oriente Medio a través de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo, que incluía también a Venezuela). Los países democráticos europeos (Francia, La República Federal de Alemania e Italia principalmente) tomaron la iniciativa negociando directamente con los países productores unas cuotas mínimas anuales de suministro, al margen de las empresas privadas. De ahí surgió el llamado Diálogo Euro-árabe, cuya estructura fue establecida en la conferencias de Copenhague (15 de diciembre de 1973) y de París (31 de julio de 1974). Su objetivo era forjar una política euro-árabe compartida por los nueve países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) y cimentar una alianza con los países de la Liga Árabe en una política común antiamericana y anti-israelí.
A cambio del suministro de petróleo, los árabes exigían a Europa: 1. Alineamiento con su política anti-israelí y pro-árabe en Palestina. 2. Modernización de sus respectivos países. 3. Acceso a la ciencia y tecnología accidental. 4. Política europea independiente de los Estados Unidos y separación de los dos bloques (el capitalista liderado EEUU y el comunista dirigido por la URSS). 5. Medidas favorables a la inmigración árabe y la propagación de la cultura árabe e islámica en Europa.
Estos cinco puntos fueron confirmados en 1977 por la Declaración de los Nueve en Londres y luego en la ONU, Nueva York, por Henri Simonet, presidente en ejercicio del Consejo de Europa. En 1980 fueron ratificados de nuevo mediante la Declaración de Venecia.
La inmigración musulmana y el antiamericanismo europeo no son fenómenos espontáneos, sino premeditados y acordados. Europa quiere petróleo y los árabes la expansión del Islam, de la que España será trampolín.
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