ES NORMAL QUE CHIRAC Y ZAPATERO llamaran ayer a Kofi Annan para solidarizarse, dice Juan Hervada que, además, concreta:
Saddam Hussein paid hundreds of millions in bribes to scores of politicians, journalists and diplomats throughout Europe and at the UN. A sizable share of the bribes went to France and Spain.El nombre "Javier Robert" ha generado bastante especulación (ver aquí y aquí); sea como sea, las alegaciones ayudan a entender bastantes cosas, dice Emilio Alonso:
In France, the lion’s share of the backhanders went to some Mr. Chirac’s political friends. It is true that his ethical standards regarding public money are known to be less than stringent and only executive immunity is keeping him out of court (and out of jail!) for a string of sleazy scandals including distributing luxury flats in the best of Paris for friends and family for under $100 in rent. Some people have also wondered why the money from the oil-for-food program was systematically entrusted to French banks.
In Spain, the Iraqi regime financed the anti-war movement through a Committee for Solidarity with the Arab Cause, that funneled millions into the pockets of Spanish politicians, journalists and artists. The Havana educated general secretary of the communist party, Gaspar Llamazares was the chairman of the committee, monitored by a former Jordanian ambassador to Iraq now living in Spain. A handful of millions in bribes went to a Catalan politician referred to in the Iraqi files as Xavier Robert, who some in Spain believe to be Xavier Robert de Ventos, a prominent Socialist and defender of the Iraqi regime, although no hard evidence supporting that allegation has surfaced as of now.
En todo caso, aparte las responsabilidades personales que puedan derivarse de estos hechos, desde el punto de vista político va quedando cada vez más claro que la monumental campaña de agitación social del NO A LA GUERRA en todo el Mundo y, especialmente en España, fue promovida por personas y grupos de interés cuyo móvil distaba mucho de ser altruista, y que la manipulación de la población española no se hizo, ni mucho menos, en nombre del pacifismo, sino de intereses económicos particulares y, en general, inconfesables. Annan, que afirmaba que la guerra era ilegal mientras su hijo se lucraba sin justificación con cargo al programa Petróleo por Alimentos; Llamazares, que se ponía al frente de las manifestaciones con pancartas pagadas por Saddam Hussein con dinero hurtado a la ONU y a los irakíes; los titiriteros en campaña a cambio de jugosas subvenciones... detrás de cada uno de los actos de pretendido pacifismo se delinea de forma cada vez más clara un interés económico pagado con la miseria moral de un puñado de occidentales corruptos y la miseria material del pueblo irakí.
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