viernes, febrero 25, 2005

ENRIQUE SERBETO:
NI siquiera han hecho manifestaciones de protesta, como suele ser lo típico en Occidente. Los eslovacos han aclamado a George Bush como el representante del país que durante los años de opresión comunista nunca dejó de prometerles la libertad. Sencillamente. No creo que se haya escuchado en Bratislava ningún ¡Viva la «Ostpolitik»!, aquella fórmula que se inventaron los socialdemócratas alemanes para decirles a sus compatriotas encarcelados al otro lado del muro que tuviesen paciencia mientras ellos trataban de complacer con dinero a sus carceleros.

Los eslovacos saben muy bien que mientras en la izquierda europea se buscaba una fórmula de convivencia con los déspotas comunistas -lo que sería la versión de aquella época del «diálogo de civilizaciones»- ellos, los polacos, checos, húngaros, rumanos, etcétera, tenían que vivir en la miseria de las cartillas de racionamiento y bajo la vigilancia de las respectivas policías políticas. Estados Unidos estaba prácticamente solo exigiendo elecciones y libertad de expresión en los países comunistas, y aún se tenía que enfrentar a la oposición de muchos ingenuos europeos que desde el confort de la democracia occidental se creían a pies juntillas la versión de los déspotas.