jueves, abril 28, 2005

PUES MENOS MAL que los sunníes iban a ser marginados del gobierno iraquí surgido de esas elecciones que boicotearon, en una situación que iba a desembocar sin duda alguna en una guerra civil, decían los agoreros poco desinteresados. El primer ministro, al-Jafaari, acaba de proponer su gabinete al presidente, Talalabani. Atención a su composición:

17 ministros chíies
8 kurdos
6 sunníes
1 cristiano

Y de estos 32 ministerios, 7 están ocupados por mujeres. Repito: 7 mujeres formando parte del gobierno de un país de la araboislamosfera.

La verdad es que ha sido necesario entablar complejas negociaciones para formar el gobierno dados los quorum necesarios; pero eso no es síntoma de caos (o por lo menos no únicamente de caos) como se estaba dando a entender por aquí, sino de una situación política muy viva en un momento histórico único. Es el juego de la democracia, chicos.

Vamos, más o menos como el que está llevando a cabo ahora mismo Ibarretxe con sus negociaciones para formar gobierno. Y esto no lo digo en sentido irónico; independientemente de lo que se opine sobre la situación política del País Vasco, lo cierto es que, objetivamente hablando, el lehendakari en funciones está en estos momentos haciendo uso de los instrumentos establecidos para intentar formar una mayoría suficiente como para gobernar: rondas de contactos y negociaciones con el resto de grupos que han obtenido representación parlamentaria en las pasadas elecciones.

ACTUALIZACIÓN. Cori Dauber está esperanzada por la noticia, aunque observa atinadamente que el diablo estará -como siempre- en los detalles. Y además llama la atención sobre un detalle más que significativo sobre el efecto de la violencia terrorista contra quienes se están alistando a la policía iraquí: las bombas no sólo desaniman a los que se quieren apuntar, sino que consiguen que cada vez haya más candidatos.

A los gloriosos resistentes les está saliendo el coche bomba por la culata (¿por el maletero?).