CHENCHO ARIAS:
Reprochemos a Bush lo que se quiera, pero no confundamos las motivaciones de los que ponen bombas, es decir de los responsables actualmente de que Irak siga sufriendo y no se normalice. ¿Qué objetivo tiene el suicida que causa 64 muertos, un tercio de los de Atocha, cerca de una comisaria, denunciar la ocupación americana o socavar la formación de unas fuerzas del orden locales que traigan la calma?
Guste o no, en Irak ha habido unas elecciones razonablemente democráticas. Gran parte de la población acudió a las urnas a pesar de las amenazas palpables de los «insurgentes». Desoyó masivamente la macabra advertencia de que «el que votase sería abatido». La celebración de las elecciones en esas circunstancias, al echarse la gente a la calle arriesgando su vida, desnudó a los «insurgentes». Hasta ahí se podía creer que luchaban contra un invasor. A partir de ahí resulta patente que lo que detestan es la democracia, dado que encarna todo lo que ellos odian: el pluralismo político o religioso, la igualdad de las mujeres... Podemos pensar, si nos reconforta, que Bush es un descerebrado con motivaciones petrolíferas o mesiánicas, pero esto no enerva lo anterior, los insurgentes terroristas ven ya un peligro mayor que el Ejército americano, ven con espanto el florecimiento de un Irak plural y teñido de los aborrecibles vicios democráticos occidentales y eso es lo que detestan.
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