viernes, julio 29, 2005

EJERCICIO DEL DÍA: ver cuántos de los que se están rasgando las vestiduras por el intolerable ataque a la libertad de expresión perpetrado por el juez que ha encarcelado a Judith Miller a raíz del caso Valerie Plame / Joseph Wilson (que en este país prácticamente todos explican del revés, pero eso sería tema de otro post) escriben una sola línea sobre esto:
El juez Juan del Olmo ha requerido a instancias de la Fiscalía al director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, para que entregue los documentos que tenga en su poder del sumario del 11-M tras lo publicado el jueves. El requerimiento da de plazo hasta las 12.00 horas de hoy, en caso contrario, advierte de que puede incurrir en un "delito de desobediencia a la Autoridad Judicial".
A diferencia de muchos, personalmente no creo que los periodistas estén por encima del bien y del mal, y mi opinión es que tienen que estar sometidos a las mismas leyes que los ciudadanos de a pie porque no dejan de serlo sólo por trabajar en un periódico. Si cometen un delito, tienen que ser procesados por ello como cualquier hijo de vecino. Pero claro, yo no soy quien se ha estado llenando la boca con que las filtraciones suponen siempre un sano ejercicio de escepticismo, de pulso a la autoridad, y que hay que tratar a los periodistas que las destapan como verdaderos héroes (aquí suelen sacar el manido ejemplo del Watergate y de los papeles del Pentágono).

No será que ese ejercicio de escepticismo, de pulso a la autoridad sólo es sano según quién se sea el afectado por la filtración, y aún menos según qué medio la publique, ¿no?

Ya, ya; es una pregunta retórica con toda la intención.