NO PUEDO DEJAR de sonreír al ver que por nuestras tierras se presenta como legítimas y respetables las manifestaciones -no tan concurridas como ellos insinúan, además- en las que se ven personas de cierta edad con cánticos en contra de la desintegración del país mientras enarbolan fotografías del dictador y banderas preconstitucionales. Incluso en los informativos de TV se ve a algunas de esas personas... ¡con el brazo derecho extendido!
Y no puedo dejar de sonreir porque, si en lugar de en las calles de Iraq esas manifestaciones tuviesen lugar en Madrid o alguna otra ciudad española, esos mismos medios alertarían del crecimiento de las oscuras fuerzas de la caverna, de los nostálgicos del régimen anterior. O simplemente los llamarían peperos.
Para una perspectiva de qué es lo que piensa un iraquí demócrata sobre esto, no podéis dejar de leer a Omar, de Iraq the Model.
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