jueves, septiembre 15, 2005

ESCRIBE el inefable Andy Robinson en La Vanguardia, desde la zona cero del Katrina:
George W. Bush insistió el lunes, en su tercera visita a Nueva Orleans, en que "los huracanes no discriminan, y el salvamento tampoco". Pero dos noches en River Shelter, el refugio de la Cruz Roja en el centro de convenciones de Baton Rouge -hogar, hasta quién sabe cuándo, para dos mil damnificados- causan otra impresión. Aquí, con contadas excepciones, todos las caras son negras, un número desproporcionado incluso para una ciudad cuya población afroamericana rebasaba el 60%.

Los únicos blancos en el enorme hangar del River Shelter son los guardias nacionales que patrullan con armas levantadas, los voluntarios de la Cruz Roja y los misioneros de la iglesia californiana de la Cienciología, seguidores del gurú Ron Hubbard y Tom Cruise, que dan extraños masajes corporales a los refugiados para ayudar a "cicatrizar las heridas espirituales y emocionales".

En realidad, el huracán discriminó como un Ku Klux Klan. En los barrios con niveles elevados de inundación -según The New York Times-, un 76% de la población era negra, frente a sólo un 43,5% en los otros. El salario medio anual de los barrios más afectados era 25.759 dólares, casi 6.000 dólares menos que en los barrios que se salvaron.
Claro que para saber hasta qué punto se trata, como hemos oído varias veces estos días, de que en el sur de un país del primer mundo como los EEUU se registran niveles de miseria propios del tercero habría que poner esos datos en perspectiva por lo menos un poquito, ¿no os parece?

Así que vamos a hacer los deberes que Andy debería haber hecho; no, no vamos a reprocharle -sería pedirle demasiado- que desconozca estudios como el elaborado por el think tank escandinavo HUI según el cual, atendiendo al nivel de ingreso por cada hogar, a la renta per cápita y al nivel de consumo, en su conjunto la comunidad negra del país racista y cuna del ultraliberalismo salvaje -desde luego, la menos favorecida de los EEUU- goza de un nivel de vida igual al de... ¡los suecos! Sí, al de los habitantes de ese paraíso de la socialdemocracia. Pero como digo, eso sería pedirle demasiado a Andy.

Así que lo que vamos a hacer es acudir al diario en el que él mismo escribe, porque está todo ahí, en un artículo de julio de este mismo año:
De acuerdo con los datos del INE, el salario medio del trabajador español es de 19.802 euros, aunque el más frecuente o modal es de 12.503 euros. Estas remuneraciones son inferiores a la media europea, a pesar de la incorporación de los países de la ampliación cuyas remuneraciones también se encuentran por debajo de esta media. Si sólo se considera el ámbito de la antigua UE-15 la diferencia es mayor, dado que el salario medio se sitúa en torno a los 27.000 euros, mientras que el salario medio de la europa ampliada se sitúa en torno a los 24.000.
Esos 25.759 dólares de salario medio en los barrios más pobres de Luisiana que sucumbieron al Katrina son, en euros, exactamente 20.959. Es decir 1.157 euros más que el salario medio español según datos del INE y 8.456 euros más que el salario medio más frecuente o modal en el país.

¡Es el contexto, estúpido!