martes, marzo 28, 2006

COMO AVISA BORINOT en los comentarios del post anterior, el New York Times ha escrito sobre los documentos de Saddam y la decisión de hacerlos públicos en una web para que sean traducidos colectivamente. En un tono algo peyorativo, todo hay que decirlo, olvidando el mecanismo autocorrector del hecho preciso de estar a disposición de cualquiera, sin filtro alguno y por tanto sin la posibilidad de vender mercancía averiada, que se descubriría al instante. Entiendo que al diario neoyorquino le escueza que le hurten su papel de guardián, y añore el momento en que podían ir dosificando la realidad a la medida de sus propios intereses, y también mantener oculto todo aquello que no les interesaba.