domingo, diciembre 10, 2006

ES ABSOLUTAMENTE HABITUAL, cuando se entrevista a un personaje no público, que se suavice algo el contenido si el personaje suelta alguna opinión, digamos, incorrecta. Al fin y al cabo, no se puede pedir a alguien que no se dedica al pensamiento o a la política que tenga una cosmovisión muy sofisticada, o que sepa distinguir cuándo se está dirigiendo a un círculo muy reducido de personas o cuándo sus palabras van, negro sobre blanco, a alcanzar una cierta difusión. Al fin y al cabo puede tratarse de una persona de a pie, o un pequeño artesano o empresario, sin tiempo o sin ocasión para formarse demasiado, así que de forma caritativa se le ahorra un cierto sonrojo.

Eso pasa aquí y en todos lados, pero sólo aquí podría imprimirse una frase como esta:
El turronero Planelles abrió la primera portería en 1868, en el número 9 de la calle Cucurulla. Un establecimiento minúsculo, y que Isidre Nonell dibujó en 1894. Antoni Planelles supo de la existencia de esa obra de forma casual: "En una biografía de Nonell leí que había pintado a unos turroneros, así que me fui a la Ciutadella, al Museu d´Art Modern, y encontramos la obra en un almacén después de remover docenas de lienzos llenos de polvo. El ayuntamiento de Xixona hizo la felicitación de Navidad de 1978 con una reproducción del cuadro. Pocos días después, todos los vecinos del pueblo la recibieron y, ¡menuda sorpresa!, unos vecinos reconocieron a los dos turroneros que allí aparecían. Eran mi tía Marieta y mi abuelo Josep Planelles, con su nariz inmensa, muy judía".
Solo en un país como el nuestro una opinión así no se encuentra lo suficientemente incorrecta como para no eliminarla compasivamente para no dejar a la persona en mal lugar. Y es que aquí es lo más natural del mundo, en la multicultural y sostenible España del siglo XXI. Siempre que se trate de judíos, claro: ¿alguien se imaginaría ver en un periódico una frase como "Eran mi tía y mi abuelo, con sus labios enormes, muy de negro"?

Por cierto, cuento los minutos hasta que alguien diga que no existe el anti-semitismo, sino la crítica legítima a las políticas de Israel.