jueves, diciembre 07, 2006

IMPECABLE Valentí Puig:

NO es prejuzgar los primeros cien días del segundo tripartito catalán si deducimos que el nombramiento de una directora general de la Memoria Democrática significará más fosas y más esquelas. Establecemos, sencillamente, los términos de una relación de causalidad. La iniciativa corresponde a ICV, partido neocomunista cuyos orígenes históricos tuvieron algo que ver con la desaparición del líder troskista Andreu Nin, con las checas y con la infame represión religiosa que transcurrió en la Cataluña republicana durante la guerra civil. Duele incluso tener que escribirlo ahora mismo, en el año 2006. Duele que los herederos políticos del PSUC hayan dejado pasar la generosa oportunidad de la Transición; duele y enoja que no entendieran entonces -y se callasen- que había llegado para España la hora del perdón, que no del olvido. Duele la inserción burocrática de una «Memoria Democrática» que por definición nace sesgada, unilateral y con las características de arma arrojadiza.

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