Y HABLANDO de El País, Javier Valenzuela se marca uno de esos artículos sobre la recta final de la presidencia de Bush y su popularidad en caída libre:
Con la rotunda victoria del Partido Demócrata en las legislativas del otoño de 2006, los estadounidenses comenzaron la regeneración política de su país tras el sombrío período neoconservador que siguió al 11-S. Uno tras otro han ido cayendo los elefantes neo-con: Andrew Card, John Bolton, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Karl Rove… Esta semana le ha llegado el turno a Alberto Gonzales, el torquemada de Guantánamo, de modo que a George W. Bush sólo le queda el vicepresidente Dick Cheney, su mentor y el auténtico patrón de la Casa Blanca.Y sigue así. Ni una palabra de la caída libre de la propia credibilidad de Valenzuela, que omite el 'pequeño detalle' de que la popularidad de las cámaras legislativas no sólo es que estén por debajo de la de Bú, como queda claro en los enlaces de este post anterior. Es que está en mínimos históricos.
Y para más inri, en cuanto a su gestión de la guerra de Iraq hay un detalle que provocará un ataque a más de uno: es verdad que la aprobación de Bush en este tema es baja, un 24%. Pero la del Congreso es casi inexistente: según una encuesta de Zogby (una empresa de demoscopia propiedad del árabo-americano John Zogby, crítico con Bush como pocos) sólo un ¡tres por ciento! de estadounidenses aprueban cómo el Congreso está manejando el asunto de la guerra.
Lo que digo: un dato que dejará patidifusos a unos cuantos.
ACTUALIZACIÓN. Otra encuesta de Zogby desmiente buena parte de lo que están diciendo los periódicos de nuestro país. Podía ser cierto hace tiempo que la mayoría de norteamericanos daban por perdida la guerra de Iraq. Pero ya no, porque la situación ha dado la vuelta, por mucho que nos lo intenten ocultar. Hasta el punto de que la última encuesta de Zogby, que como decía es hipercrítico con Bush, muetras que un 54% de los yanquis no creen que la guerra esté perdida. Por eso los líderes demócratas están cambiando de canción, otra cosa que nuestros medios nos esconden.
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