POR CIERTO que los defensores de Ron Paul suelen decir que es un político de trayectoria coherente. Dejemos de lado ahora que la coherencia es un valor moralmente neutro: depende de en qué se sea coherente puede ser bueno o malo. Por poner un ejemplo extremo, alguien que diga que hay que comerse los niños es absolutamente coherente cuando mata uno para cocinarlo; aunque es dudoso que eso le haga acreedor de algún premio Nobel. Pero como digo, olvidemos ese pequeño detalle ahora.
Lo que cuenta es que, cuando quiere, Paul defiende las inversiones con dinero público dirigidas a su distrito, y además suena de los más neocón...
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