ASÍ SUENA un hipócrita cuando se pasa de frenada:
"No vamos a aceptar un golpe antidemocrático en Honduras". Así de contundente se ha mostrado el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en su intervención este jueves ante la 64º Asamblea General de la ONU respecto a la conflictiva situación que vive el país centroamericano desde el golpe militar del pasado 28 de junio, agravada con el regreso a Tegucigalpa del presidente depuesto Manuel Zelaya.Por lo menos podía haber disimulado un poco diciendo que al mismo tiempo, Zelaya tiene que cumplir con la Constitución de su país y dejar de pretender una reelección que ésta prohíbe tajantemente. Los demás países, aunque tengan una postura clara, están haciendo lo que siempre se hace en estos casos: la versión diplomática de nadar y guardar la ropa. Pero nooooo: Zapatero no está por sutilezas.
"La democracia tiene que volver a Honduras", ha afirmado Zapatero ante un auditorio que estalló en aplausos. El presidente subrayó el apoyo de España y de la comunidad internacional a los países latinoamericanos, que, tras años de luchar por la democracia y los derechos humanos, "han decidido que van a ganar el desafío de Honduras".
Para el Gobierno español, la única salida es la restitución del presidente constitucional, Manuel Zelaya, antes de que se celebren las elecciones presidenciales en el país, previstas el próximo 29 de noviembre.
Y además (ahí viene la hipocresía), si acceder al poder mediante un golpe es antidemocrático e inadmisible, ¿por qué se lo acepta a Chávez (que lo intentó a costa de ríos de sangre), o a Castro, que lo consiguió a costa de océanos de sangre?
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