¿CRÍTICA O MIEDO?
Lo más alarmante de todo este esperpéntico sainete es que cualquier tonto con una cruz, una pancarta y un micrófono puede poner en jaque a los cuerpos de seguridad de todo el planeta. En un mundo algo más normal, o algo menos delirante, lo del bigotudo Terry Jones no habría pasado de estúpida provocación, en línea con el gusto por quemar libros que tienen algunos, desde que la tolerancia cero con la inteligencia se instaló en el cerebro de la historia. Hitler y Stalin fueron maestros en dicho arte crematorio. Y, en las tierras excitadas del islamismo más fanático, el gusto por quemarlo todo, desde cruces católicas hasta fotos de dibujantes de cómics o escritores o pensadores, es un deporte con muchos adeptos. Los hinchas más fieros incluso intentan pasar de quemar fotos a poner bombitas en los propietarios de la cara. Terry Jones no ha inventado nada, porque parece que la estupidez es coetánea del hombre, desde que se convirtió en un animal erectus. Por supuesto, el mundo estaría mejor sin estos provocadores de pacotilla, cuyo histrionismo sólo sirve para convencernos de que la naturaleza se equivocó con el experimento humano.Leed el resto.
Dicho todo lo cual, todo lo dicho no tiene ninguna importancia. Porque lo importante de lo que está ocurriendo no es lo que quiere hacer Terry Jones, sino el miedo que nos dan las consecuencias.
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