CUIDADO con los dictadores, Bono; los carga el diablo:
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José Bono debería tener cuidado: las visitas las carga el diablo, a los dictadores, también. Uno acude una tarde a palacio a charlar con un viejo líder, un socio comercial preferente, un amigo de toda la vida, ya sea en Túnez o en El Cairo, y de repente, por unas simples algaradas callejeras de nada, descubre que Ben Ali o Hosni Mubarak son unos dictadores que violan los derechos humanos, vacían las arcas y torturan a los opositotes.Menos mal que sólo los EEUU hacen girar su política alrededor del petróleo, o por intereses espúrios, pasando olímpicamente de democracias, derechos humanos y zarandajas, ¿eh?
Es muy duro; después hay que dar la cara ante los medios y decir lo contrario de lo que se decía antes. Cambiar el contenido no es grave cuando la sociedad solo se fija en el continente.
En Guinea Ecuatorial no hay manifestaciones ni retransmisiones de Al Yazira en directo desde una plaza más o menos céntrica ni corren los mensajes por la redes sociales. Ese silencio mediático puede dar la impresión de que aquello es un país en transición hacia una democracia gobernado por un hombre que gana elecciones libres y honestas.
Teodoro Obiang Nguema no es un estadista. Es un dictador que juega en la misma división de los Ben Ali y Mubarak. Encarcela, tortura y acumula riquezas para él y para su familia. Así lo demuestran los hechos y los informes de Human Rights Watch y Amnistía Internacional. Es una mano manchada de petróleo que estrechará José Bono.
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