NUNCA LO HAN QUERIDO:
Es tan emocionante que los palestinos pidan finalmente un Estado, que estoy a punto de llorar. Durante casi 65 años se han opuesto al mismo y cuando han tenido la oportunidad de empezar a construir uno en Gaza y Cisjordania no lo han hecho. En lugar de construir escuelas, hospitales, carreteras e instituciones decentes y democráticas, se han dedicado a matarse entre ellos, a posponer elecciones "sine die", a violar los derechos humanos de sus ciudadanos, a atentar contra civiles judíos, a bombardear las poblaciones israelíes limítrofes, a inculcar a sus niños el odio a Israel y a vivir corruptamente de la ayuda internacional. Ahora, sin embargo, quieren que el mundo les reconozca el esfuerzo regalándoles la silla 194 de las Naciones Unidas.
Desde 1947, cuando la ONU aprobó la partición de Palestina en un estado judío y otro de árabe, hasta los acuerdos de paz de Oslo de 1992, nunca habían querido oír hablar de constituir un estado palestino. ¿Por qué? Pues porque aceptar el estado previsto en la partición era aceptar también la existencia de Israel. El objetivo de todos los movimientos palestinos habidos y por haber no ha sido nunca el compartir la tierra prometida, con un estado para cada pueblo, sino la destrucción del Estado hebreo. Un objetivo compartido por la mayoría de gobiernos árabes, que han intentado llevarlo a la práctica reiteradamente al declarar la guerra a Israel en cuatro ocasiones: en 1948, en 1956, en 1967 y en 1973.
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