'LA PEPA' o el fracaso del liberalismo en España:
Lo que había fracasado era el Estado liberal. Igual que ahora. Los recientes casos de corrupción son fruto de una España clientelar (Urdagarín, los EREs de Andalucía, el ‘caso Blanco’, Gürtel, la corrupción urbanística…) que sólo se explica por la existencia de un Estado ‘benefactor’ nacido no para proteger a los más débiles, en última instancia la esencia de la sociedad del bienestar; sino, por el contrario, como un instrumento de asignación de recursos basado en la capacidad de influencia de las élites políticas.Leedlo entero.
La crisis del Estado es, en definitiva, la crisis de la sociedad. Y ese es, probablemente, la cuestión de fondo de la actual zozobra económica. España nunca ha sabido salvaguardar al sector privado del público. Y cuando el Estado ha entrado en crisis por la incapacidad de los gobernantes de asegurar la sostenibilidad de la Administración mediante un sistema fiscal eficaz, lo que ha ocurrido es que las empresas –acostumbradas a vivir de las migajas del Estado falsamente benefactor- han acabado por sucumbir ante tanto dislate. Ante tanto dispendio.
Este es, en realidad, el fondo del problema. La crisis del Estado arrastra al sector privado. O viceversa, según se mire. La inexistencia de una cultura del emprendimiento ha acabado por ahogar las finanzas públicas. El sector privado no es más que una prolongación de lo público, y cuando éste entra en barrena, sólo cabe la penuria. El retroceso en términos históricos.
No es baladí que España sea el país del mundo donde más veces el Estado ha presentad suspensión de pagos. Como han demostrado los economistas Reinhart y Rogoff, nada menos que en diez ocasiones la Hacienda pública ha entrado en bancarrota. Lo nunca visto.
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