viernes, julio 16, 2004

SIN ENTRAR en la discusión sobre si los asesinos del 11-M fueron animales de al-Qaeda o de ETA, la verdad es que la hipótesis que plantea Miguel Ángel Quintanilla es profundamente inquietante porque permitiría a ETA sacar partido de la masacre aunque no tuviese nada que ver con ella:
Puesto que casi nada sabemos con certeza, todavía puede ocurrir algo aun peor que lo que parecía verdadero. Por ejemplo, que ETA reivindique en privado y ante el gobierno de Zapatero la autoría intelectual y parcialmente material del atentado, que afirme tener que ver con él, y que amenace con hacer pública su reivindicación si no se atienden sus demandas sobre los derechos de los presos, el “Plan Ibarreche”, etc. O que alguien haga verosímil esa hipótesis ante el gobierno y trate de obtener de ella un beneficio.
Y es que imaginad el clataclismo que se desataría si la BBC difundiera de nuevo una imagen como ésta en la que, en lugar de anunciar una 'tregua' para un territorio determinado, un par de gloriosos abertzales confirmaran su participación, logística o intelectual, en la matanza de hace cuatro meses. El efecto sería tan devastador que la tentación de hacer casi cualquier cosa para evitarlo sería demasiado grande.

Y ni siquiera haría falta que fuese verdad.