sábado, febrero 12, 2005

ARTÍCULO ABSOLUTAMENTE DEMOLEDOR de Gregorio Morán -nada sospechoso de facha o de pepero- a propósito del desastre del Carmelo. No, no de este Carmelo -que no podría estar más lejos del concepto de desastre-, sino del de los túneles que se hunden y los hilillos de escombros:
Por primera vez me avergüenzo de ser ciudadano de Cataluña. Llegué a Barcelona en 1968, y desde entonces he vuelto tanto y me he acostumbrado a ella de tal modo que hasta decidí aventurar la convivencia, que es lo que se hace con las ciudades: formalizar una pareja de hecho. Pues bien, por primera vez me avergüenzo de vivir en Barcelona. (Ya estoy oyendo la vieja voz de la raza, esa intemperancia que nos metieron en la sangre con la primera dosis de calcio para crecer, "Si no le gusta, que se vaya. Nadie le obliga a estar aquí". La primera vez que oí esta frase también debió de ser hacia el 68. "Si no os gusta esta España, idos, nadie os obliga a vivir en ella". Desanímense, no se lo voy a poner fácil.) Centenares de familias han visto interrumpidas sus vidas para siempre porque habitan donde mora el olvido, allá donde la ciudad pierde su nombre. La táctica del poder, sea tripartito como hoy o bipartito como ayer, es muy sencilla: ganar tiempo. Esta sociedad lo engulle todo y olvida con una facilidad pasmosa. No existe más memoria que la manipulada. ¡Qué comicidad la de Guillot y el tendal ese de Iniciativa, irritados porque el president Maragall mentó la bicha y habló de chapapote! Por supuesto, estáis de chapapote hasta el morro.

[...] Se caen las casas del Carmelo, pero los edificios no se derrumban sin causa justificada. Acabamos de descubrir que los edificios que se desmoronan por la incompetencia y la corrupción de nuestros amigos no son como los del Partido Popular. Los nuestros son "imprevistos e imprevisibles" porque nuestros amigos tampoco son como Aznar, ni Rajoy, ni Acebes-Aveces, nuestros amigos, además de entrañables y excelentes conversadores, son fieles a la verdad, antiglobalizadores y gente honrada, que están en la política por amor a la gente. Es verdad que han de pagar la mordida, pero lo hacen por obligación hacia nosotros, por facilitarnos la vida y el trabajo y por alimentar nuestra sensibilidad cultural. No como el Partido Popular que lo hace todo por ambición y son unos golfos históricos. El oasis catalán, disculpen, es una sentina, donde si algo huele a podrido le advierten que son aromas de Montserrat, si sabe a podrido, que son platos deconstruidos a la manera de Ferran Adrià, y si lo podrido sale por todas las costuras estamos ante formas artísticas que imitan la mejor época de Jaume Plensa.

[...] Si hasta Maruja Torres ha devenido la Marujita Díaz de la pluma y pide comprensión y buen rollo y mucho sentimiento, mucho sentimiento, para esas pobres gentes de más allá de la loma. El Ensanche barcelonés es como un Bloomsbury de la inteligencia del diseño y el pan con tomate. Contaba Orson Welles que lo más miserable de las conversiones del Hollywood de la guerra fría es que traicionaban todo su pasado por defender sus piscinas. En nuestro caso, son las hipotecas. Hay que ver, ¡qué modestia de ambiciones! Metidos en un berenjenal de mierda, deconstruida por supuesto, de la que no huele. No hay oposición -cómo iba a haberla si el jefe de los jabalíes oposicionistas, el tribuno convergente Felip Puig, está metido en el asunto hasta el corvejón-.

[...] Ya es grave que no exista oposición en Cataluña, pero es que además se disolvió la izquierda. Contemplar a la pareja Saura-Mayol emulando el estilo Pujol-Ferrusola me deja de un pasmo, pero lo del chico ese alto y sin afeitar que va de ecosocialista me parece patético; lo más radical que ha hecho en su vida es montar en bicicleta. Perdónenme, esos no son restos del naufragio, esos son figuritas de ñiguiñogui para el Museo de Cera de las Ramblas. Y lo de Esquerra Republicana aparece como una ofensa a la inteligencia; cómo es posible que alguien, que no cobre la soldada, pueda seguir a un partido de desvergonzados que cada vez son más herederos de los modos de Lerroux que de los de Companys. No es que la izquierda esté en el poder, es que dejó de existir en un momento dado de la transición y el Carmelo -los Carmelos de Cataluña- está fuera de los circuitos de la política catalana desde hace décadas y por eso hay que sumar los vacíos; el de la oposición y el del poder. Una extensa pomada lo recubre todo y el mismo panal sirve para unos y otros, pactando sobre nuestras cabezas como si se tratara de mediterráneos -¿sicilianos?- comprometidos en una peculiar, genuina, inveterada, identitaria "cosa nostra".

[...] Marx ha muerto, Lenin ha muerto, Togliatti ha muerto, Comorera ha muerto, y debería sentirme bien, pero estoy fatal. Si hemos dicho lo que hemos dicho de Álvarez-Cascos cuando le caían los terraplenes en Aragón al paso del AVE, cómo podemos silenciar ahora que nuestra incuria, la corrupción y la incompetencia de nuestros amigos han dejado a centenares de familias fuera del oasis, a merced del desierto. Si los ganapanes del tripartito llamaron a firmar cartas contra Bush porque limitaba la libertad de la prensa en la guerra de Iraq, cómo podemos ahora aceptar sin el vómito y la vergüenza que unos tipejos salidos de las alcantarillas de la cultura nos impongan las condiciones para informar a los lectores.
En fin, que a leerlo entero (registro o Bugmenot.com).