miércoles, febrero 09, 2005

EL DESPISTE de todos aquellos -y son muchos- a quienes les pilló de sorpresa el alto el fuego anunciado ayer en Oriente Medio se debe a que no han estado bien informados, escribe Alfonso Rojo. Y ello debido a... sí, a eso:
Muchos tendrían que marcar en rojo la jornada de ayer y convertirla en su Yom Kippur particular. Aunque estemos en febrero, nunca es tarde para arrepentirse.

Sobre todo cuando se han pasado años vaticinando que Ariel Sharón conducía Oriente Próximo a una nueva guerra y calificando a los judíos de asesinos despiadados de niños. Con Sharon, como se hace con Bush y se hizo con Margareth Thatcher, se aplica en los medios de comunicación españoles la más burda de las simplificaciones.

La pregunta que deben estar haciéndose a estas horas lectores de columna y oyentes de tertulia es cómo es posible que semejante «monstruo» haya sido capaz de llegar a un acuerdo con el palestino Mahmud Abbas, para poner fin a cuatro años de Intifada.

Quizá alguno barrunte que la causa del despiste son las informaciones que pintan en blanco y negro una realidad con variados matices. Si ahonda un poco, llegará a la estremecedora conclusión de que la causa de fondo es el antisemitismo de buena parte del periodismo español.
La tesis de Alfonso Rojo es que se debe a un complejo de culpa mal digerido, y estoy de acuerdo, aunque creo que hay más factores junto a éste. Leed el resto.