martes, agosto 30, 2005

LA VERDAD sobre Batista, escribe Zoe Valdés:
Cuando entre los años 1940 y 1943 Europa ardía bajo el yugo nazi, Cuba era un modelo de democracia y desarrollo para muchos países. La figura protagónica de este triunfo del escenario cubano, con amplia presencia en el exterior, lo fue sin duda alguna, el presidente Fulgencio Batista, admirado por personalidades del mundo entero, entre ellas el presidente Franklin D. Roosevelt. Sin embargo, el eslabón silenciado de la cadena de sucesos espantosos en los que ha ido cayendo la isla a lo largo de estos 46 años bajo la dictadura de Castro es esa etapa de Batista. Porque el tejido de mentiras que el hijo del gallego de Birán urdió alrededor del general ha crecido hasta confeccionar un velo que guarda celosamente la realidad de nuestra historia desde hace años: la de reconocer a la figura de Fulgencio Batista en su auténtica dimensión. En esta tragedia han participado todos, pero principalmente una cierta burguesía cubana, hipocritona, racista, narcisista, y lo peor, ignorante. Una burguesía rapiñera que jamás toleró que un humilde campesino mestizo haya llegado a donde llegó, gracias a una formación autodidacta, gracias a la lectura, a su inmenso deseo de sabiduría y a su amor por Cuba. Esta sencillez molestó profundamente a quienes fabricaban bibliotecas con lomos de libros, vacíos de contenido, sólo para adornar un espacio en la casa. Para nadie es un secreto que la burguesía cubana le dio al presidente lo que en Cuba se llamó, en el argot racista, Bola negra. Aun siendo presidente, Batista no podía entrar, por ejemplo, en el Country Club para entregar los premios deportivos de las regatas.
El resto -que sé que queréis leer, que os conozco- aquí (aviso: archivo .pdf).