EL MISTERIO DE VALERIE PLAME DESVELADO: quien le dijo a Robert Novak que ella trabajaba en la CIA fue Richard Armitage, entonces el número dos de Powell en el departamento de Estado y, como él, poco entusiasmado con los "halcones" en la Casa Blanca y el Pentágono. Fue un puro y simple chismorreo y no parte de un plan para castigar a nadie, según le gusta decir al auto-héroe Joseph Wilson, marido de Plame. Por lo tanto, al no haber intención de causar daño con la revelación, tampoco habría delito según la legislación estadounidense de protección de agentes de inteligencia. Y eso sin ni siquiera tener en cuenta la más que discutible condición de agente encubierta de Plame, que ya he tratado varias veces anteriormente. Pero si hubiera habido delito no habría sido cometido por Bush, por Cheney, por Rumsfeld o por algún otro neocón. Lo siento, impermeables.
No es mi tesis; es la de Michael Isikoff the la revista Time y David Corn de The Nation. Ninguno de los dos -especialmente el segundo- son sospechosos de ser títeres de Bú; son periodistas de izquierdas. Muy de izquierdas. Eso si, honestos como para publicar una investigación cuyo resultado no es el que ellos personalmente habrían preferido (su esperanza era que se tratase de una maquinación delictiva de la Casa Blanca).
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