MONARQUÍAS ROJAS:
[S]ólo sobreviven dos jefes de Estado en el mundo que superan los 47 largos años de mandato [de Fidel Castro]: la reina Isabel II (53 años luciendo la corona británica) y el rey Bhumibol, que hace poco conmemoró su sexagésimo aniversario como monarca de los tailandeses. Curioso; un autoproclamado revolucionario compite en longevidad con dos casas reales. Y es que los líderes comunistas siempre han tenido una vocación imperial de eternizarse en el poder. Así, un zar rojo debía sustituir a otro zar rojo, pero sólo a su muerte. Incluso, como las viejas monarquías absolutistas, todo emperador socialista debía intentar tener un hagiógrafo de renombre. En el caso de Fidel fue el Nobel García Márquez, quien describió al mandatario cubano como la reencarnación de la inspiración gracias a su estado de gracia deslumbrante, su poder de seducción, devoción por la palabra, disciplina férrea y paciencia invencible. Una retórica casi calcada a la de Maxim Gorki, gran escritor ruso y cortesano literario de Lenin.
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