lunes, enero 22, 2007

NO ERAN ERNEST LLUCH (requiere suscripción):
Tuvieron muy mala suerte. Tuvieron la desgracia, lo que el presidente Zapatero en un lapsus denominó como un accidente,como si fuera un accidente de tráfico, de morir en un atentado terrorista en el parking de la terminal 4 de Barajas, Madrid, claro está. Un trágico accidente, eso sí. No les conocía nadie, no eran mediáticos, ni políticos y muy posiblemente nunca serán elegidos catalanes del año.Mientras en Madrid o en Bilbao se organizaban multitudinarias manifestaciones de repulsa, aquí no pasaba absolutamente nada más allá de los protocolarios minutos de silencio en la plaza Sant Jaume, con los políticos al final aplaudiéndose a sí mismos. Es decir, que ni el Gobierno de la Generalitat ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni las organizaciones cívicas, ni las autoridades eclesiásticas y religiosas, ni siquiera las asociaciones de las víctimas del terrorismo sintieron la necesidad de expresar públicamente su repulsa. Nadie ha salido a la calle a manifestarse por Palate o Estacio.

[...] Es curiosa esta ciudad, este país, capaz de llenar el paseo de Gràcia porque habían matado a Ernest Lluch, claro está, uno de los nuestros, o porque a miles de kilómetros de aquí se desencadenaba una guerra como la de Iraq contra la cual salieron a protestar hasta las monjas de clausura, miles y miles de personas. Por la muerte de Palate y de Estacio, dos sudacas, dos inmigrantes, que encima tuvieron la desgracia de morir a tan sólo 600 kilómetros de Barcelona, nadie ha creído necesario convocar una manifestación. ¿Para qué? Todos estábamos convencidos de su fracaso de antemano, no habría ido absolutamente nadie.

Hay muertos que son nuestros, de primera clase, y unos muertos incluseros cuya único problema es que estaban en el sitio equivocado el día erróneo. Mala suerte, un accidente. Palate y Estacio ya tienen bastante desgracia de ser como eran. Ni siquiera supieron por qué murieron. Y nosotros, los catalanes, viéndolo por la televisión tan ricamente. Se me revuelve el estómago.

Y a mí.

El autor de estos párrafos es Manuel Trallero, que ha afirmado anteriormente que es votante del PSOE.