SI YA LO DECÍAN nuestras abuelas, hay que leer libros. Ricard González, corresponsal de El Mundo en Washington, escribe un artículo sobre las últimas revelaciones de la última campaña electoral a la presidencia de EE.UU. (un artículo que suena demasiado parecido a este, dicho sea de paso). Escribe González:
Otra jugosa revelación la realiza Steve Schmidt, el director de la campaña de John McCain. Según explica Schmidt al programa 60 Minutes, recibió una llamada de uno de sus subordinados alertándole que la aspirante a vice presidenta, Sarah Palin, estaba realizando unas actuaciones muy pobres en los ensayos del debate que le debía enfrentar a Joe Biden.Revelación jugosa, ¿eh? Tan jugosa como que la misma Palin la explicó con pelos y señales en su propio libro, que lleva en las tiendas desde hace meses. Esto es lo que dice literalmente la página 286 de la 1ª edición de HarperCollins:
“Nos dijo que el debate sería una debacle histórica y de proporciones épicas ... ella no estaba concentrada ... no estaba comprometida”, explica el estratega electoral, con quien Palin ha intercambiado varias puyas tras la campaña.
Por si no bastara su falta de conocimiento sobre los temas de la actualidad política, Palin tenía una tendencia irrefrenable a llamar al actual vicepresidente “O'Biden”, provocada quizás por el origen irlandés del político demócrata. Tan difícil era extirpar este mal hábito, que al final, el equipo de campaña tuvo que buscar una solución imaginativa.
“Había varias personas, yo era una de ellas, que dijimos todos al mismo tiempo 'Dile, puedo llamarte Joe', y así lo hizo”, explica Schmidt, que al final tuvo que aplicarse personalmente en cuerpo y alma a formar a Palin.
Al final, el resultado del debate no fue tan negativo para los republicanos, pero eso sí, a Palin se le escapó un “O'Biden” que, por suerte, pasó por alto la mayoría de la ciudadanía, y sobre todo, los cómicos que la imitaban en los programas de humor nocturnos.
During rehearsals, I accidently called Randy “Senator O’Biden” — a slip of the tongue combination of Obama and Biden. The blunder struck too often, even tripping up campaign staffers. (Jay Leno later made the same slip on his new talk show, so we were in good company.) We laughed about it but knew that if I said it even once during the debate, it would be disastrous. Then somebody said, “You ought to just call him Joe.” . . . So that’s what we decided I would do. We had no idea my mic would already be hot when I walked onstage, crossed over to his turf, and said, “Can I call you Joe?” The “expert” post-debate analysis was that my question was a cleverly devised strategy to disarm my opponent. Yeah, right.Es decir, que el corresponsal en Washington de un diario de tirada nacional no ha leído un bestseller de uno de los personajes clave para conocer el escenario político que debe explicar a los lectores. Así cualquiera.
Insisto: hay que leer libros. Y, de paso, menos medios locales en los que inspirarse, que luego te pillan, como le pasó a Julio Valdeón Blanco.
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