QUE LA ORGANIZACIÓN que asistió impávida al genocidio a machetazos de 800.000 personas en dos semanas en Ruanda, además de otras en todo África; que está dejando una ristra de crímenes sexuales en sus propias filas; o que, como ha salido a la luz hace poco, las tolera sin el más mínimo remordimiento; que ha estado hundida en uno de los mayores episodios de corrupción de la historia moderna; que esa organización, digo, se esté poniendo en primera fila pidiendo sangre tras los documentos filtrados por Wikileaks es, cuando menos, una broma macabra.
En serio: que los hipócritamente indignados ahora nos ahorren su superioridad moral, por lo menos hasta que no se indignen proporcionalmente por esas cosas mucho peores que no les ha movido a la más mínima protesta.
En serio: que los hipócritamente indignados ahora nos ahorren su superioridad moral, por lo menos hasta que no se indignen proporcionalmente por esas cosas mucho peores que no les ha movido a la más mínima protesta.
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